domingo, 6 de enero de 2013

Goethe. El autor y su época



      Johann Wolfgang Goethe nace en 1749 en Frankfort del Main en el seno de una familia de la alta burguesía. Su padre se encargó personalmente de proporcionarle una esmerada educación. Niño prodigio, pronto evidenció su poderosa sensibilidad y sus aptitudes para las lenguas y las cuestiones plásticas y retóricas. En 1765 inició los estudios de Derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt durante dos años. Una vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios de Derecho, y los amplía con estudios de Historia y Medicina.

      Fue este un período decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, germen del primer Romanticismo y conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Ossian, Shakespeare y la poesía popular.

      En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en Alemania, el Romanticismo. Tras aceptar el puesto de consejero del duque Carlos Augusto, se trasladó a Weimar, donde estableció definitivamente su residencia en 1775. Empezó entonces una brillante carrera política (llegó a ser ministro de Finanzas en 1782), al tiempo que se interesaba también por la investigación científica.

      En 1786 abandonó Weimar y la corte para realizar su sueño de juventud, viajar a Italia, el país donde mejor podía explorar su fascinación por el mundo clásico. De nuevo en Weimar, en 1794, entabló una fecunda amistad con Schiller, con años de rica colaboración entre ambos, dedicándose casi por entero a la literatura y a la redacción de obras científicas.

      La muerte de Schiller, en 1805, y una grave enfermedad, hicieron de Goethe un personaje cada vez más encerrado en sí mismo y atento únicamente a su obra. En 1806 se casó con Christiane Vulpius, con la que ya había tenido cinco hijos. Murió en Weimar en 1832.

      La evolución de la literatura alemana pasa en esta época de Goethe por varios momentos, de la Ilustración, ya casi inexistente, al Posromanticismo. En la década de los 70 se produce la corriente literaria Sturm und Drang, antecedente directo del Romanticismo europeo y que combate el racionalismo de la Ilustración y el absolutismo político, admirando a autores como Shakespeare y Rousseau.

      Posteriormente, durante el cambio de siglo, se da el Clasicismo, corriente interesada por el mundo grecolatino y que seguirán Goethe y Schiller. Pasados los años del Clasicismo, la literatura alemana entra en el Romanticismo. La época romántica europea está comprendida entre 1815 y 1848, mientras que en 1832, año de la muerte de Goethe, la literatura alemana se encuentra ya en el posromanticismo.

      Las características literarias comunes que sintetizan la concepción romántica del mundo son:

1.- Culto al “yo”. Exaltación del yo que supone un individualismo y subjetivismo.
2.- Huida del mundo. Evasión del mundo creando su propio universo tanto en el espacio (gusto por tierras lejanas exóticas) como en el tiempo ( pasado, Edad Media).
3.- Exaltación de lo nacional. Valoración de lo peculiar de cada país (leyendas, lenguas, costumbres…).
4.- Rechazo de normas y reglas que limitan la capacidad creadora del escritor.
5.- Importancia del paisaje, el alma del escritor se identifica con el paisaje, que se adapta a los estados de ánimo del poeta o personaje.

      Goethe representó todas las corrientes mencionadas; comenzó militando en el Sturm und Drang, etapa a la que pertenece Las penas del joven Werther, obra de juventud que representa su etapa prerromántica. Su viaje a Italia lo lleva hasta el Clasicismo, evolucionando más tarde hacia un simbolismo con el que intenta trascender la realidad. Su búsqueda de la totalidad lo situaba fuera de la pura línea romántica.

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